lunes, 12 de noviembre de 2012

¿Qué hemos aprendido?


Desde que nacemos, nos enseñan a hablar, caminar, qué debemos comer, niño eso es caca no lo cojas, no grites, no corras, no andes, levántate, siéntate, vístete bien, quítate eso, peinate, lávate los zapatos, cepíllate los dientes, habla bien, ayuda al prójimo, respeta a los mayores, tira la basura, ordena tu cuarto, dale las gracias a este señor, vete a dormir, despiértate, sal de ahí, así no sales...estudia, trabaja, descansa, deberías cortarte el pelo de otra manera, esos amigos no te convienen, no veas ese programa en la tele, estudia una carrera, come pescado, come verduras, echa menos sal, si me hicieras más caso te iría mejor...
Pero...¿Nos enseñan a vivir?
Tenemos muchas normas en nuestra cabeza, muchas reglas que nos han bombardeado desde que nacemos, en las que nos regimos y que tratamos de seguir, pero cuando el problema no tiene que ver con eso...no sabemos siempre como elegir la opción correcta...
En el fondo las cosas importantes las aprendemos solos, a base del simple ensayo-error, no tenemos ni idea de la mayoría de las cosas que hacemos y aunque pensamos en la repercursión que puede tener, nadie nos explica todo lo que puede llegar a ocurrir que no tenemos en cuenta desde el principio.
Me hace gracia cuando se critica algo a toro pasado, con todos los datos en la mano, ya que cuando hay que opinar es en el momento indicado, cuando sobran preguntas y faltan respuestas, y eso no viene en los libros ni hay ningún sabio consejo que responda a cada una de ellas.
Por tanto equivocarse es algo casi obligado, aunque siempre pretendamos acertar también debemos ser conscientes que vamos a equivocarnos cada día y en cada decisión, ya que saber todo te hace ser menos precavido, y no saber nada demasiado tonto...

Y tu, ¿Que has aprendido?

jueves, 11 de octubre de 2012

Aplícate el cuento...



Te levantas un día, como otro cualquiera, e inicias tus quehaceres diarios, convencido de que sabes todo lo que te va a pasar y sin poner en duda que está todo bajo control.
Ni siquiera imaginas que algo puede cambiar, y viéndolo desde fuera, me doy cuenta de lo ingenuos que somos.

Desde esa ingenuidad, esa falta de conciencia controlada por nuestra parte, recibimos una noticia que altera nuestros hábitos, puede ser una enfermedad de un familiar, una pérdida de trabajo, una discusión inesperada...todos nuestos esquemas se hunden quedando bloqueados por un momento, no sabemos que hacer, que decir, pensamos en que podemos haber hecho para merecer esto...y podemos caer en el error de creernos víctimas de un complot mundial que deseaba romper nuestra apacible tranquilidad, pisar las flores de nuestro jardín privado de sentimientos, sensaciones y vivencias, que tanto hemos tardado en sembrar, conseguir que nazcan, y que ahora están pisoteadas...
Nos sentamos en una esquinita de ese jardín, acurrucados, mirando la devastación alrededor y diciendo...¿Y ahora que?

En ese momento, recuerdas la cantidad de veces que has visto a amigos y compañeros pasar por esa situación, tu estabas en tu terraza, cuidando de tu jardín, y veías como de repente alguien destrozaba el de tu vecino de al lado, rápidamente ibas a su puerta, otras veces te hacías el despistado y preferías hacer como si no supieses nada, pero si llegabas al lugar de los hechos, ofrecías tu ayuda y soltabas una parrafada de cosas que parecían claras y fáciles de hacer...

"Tranquilo, vas a salir de esta, ahora simplemente tenemos que limpiar esto, volver a abonar, siembra de nuevo, y con paciencia volveras a tener un jardín no te digo igual de bonito que antes, mucho más bonito"

Ahora, recuerdas esas palabras y miras el tuyo, destrozado, y no sacas las mismas conclusiones...crees que antes ya lo era, con lo que te había costado y mira, eso de volver a empezar....mejor quedarse ahí en la esquinita y no hacer nada...

Afortunadamente, el resto de vecinos quizás venga a ayudarnos y recordarnos nuestras palabras, pero tenemos que poder nosotros mismos ser capaces de decirnos....
"Oye, aplícate el cuento...sal de esa esquina y ponte lo antes posible a limpiar los destrozos, intenta salvar lo que pueda salvarse, y vuelve a sembrar..."

Pues lo dicho...cuando te veas en esa situación...recuerda que las buenas palabras que deseamos para los demás, son igualmente válidas para nuestras situaciones, al fin y al cabo, todos somos personas y nos movemos por los mismos sentimientos...


lunes, 9 de julio de 2012

Sentarse y esperar...



En muchas ocasiones hemos escuchado que no debemos esperar, que las cosas que nos ocurren podemos hacer que cambien, podemos hacer que ocurran antes o después, tenemos la capacidad de si ponemos todo nuestro empeño hacer que mejoren radicalmente y que quedarse quieto es lo que seguro no nos va a hacer cambiar nuestro sino.
Yo soy de esa opinión, si algo no te gusta, haz por cambiarlo, si algo te desagrada, trata de luchar por que esa situación cambie y se vuelva agradable, y si ves que no vas a conseguir cambiarlo, muévete...
Este post no quiere poner en duda eso, en lo que incido ahora es cuando te encuentras en una situación de estas, y sabes de donde viene, sabes a donde te lleva, pero la solución no ocurre a corto plazo y simplemente debes sentarte y esperar....¿Cómo sobrellevar una situación que sabes que no va a llegar a buen puerto pero que todos tus esfuerzos por cambiarla no sólo dependen de ti?¿Cómo llevar estar horas y horas con la mente en blanco tratando de no pensar ante lo que se te avecina?
Es importante dimensionar bien las consecuencias, no perder el norte y tener claro quienes somos, a donde vamos y de donde venimos...pero aunque tengamos la parte racional bien despierta y activa, es inevitable sentirse en muchas ocasiones como ese perro callejero que tristemente vemos vagando por la ciudad, al que sólo le han dado palos y se encuentra muy cansado, que tratamos de ir a ayudar y huye de nosotros pensando que vamos a volver a pegar, al que vemos con esa expresión triste y de mirada perdida sin saber bien que hacer, ya que el siempre ha sido fiel, leal y buen compañero, y le han ido cayendo palos día tras día a pesar de siempre portarse bien con su dueño...

A veces podemos sentirnos como ese pobre perro vagabundo, nos volcamos en la gente de nuestro alrededor, ponemos todo de nuestra parte por ayudar a los demás pero sólo recibes desengaños y nulo reconocimiento, palos en tu estado de ánimo que pueden hacer que caigas en una indefensión aprendida, crónica, en la que simplemente prefieres tumbarte y que pase el tiempo poco a poco, aunque sea lento, queriendo que llegue el final...¿Que hacer cuando el llega ese momento?

Quizás la clave sea no perder la cabeza, no rumiar a cada minuto la situación que estás pasando, no mirar cada segundo el reloj, ya que el tiempo pasa más lento, y sobre todo asumir que las cosas no siempre salen bien, que podemos equivocarnos, que no siempre la gente que nos rodea es buena, que nos van a engañar, nos van a mentir, nos van a pegar palos aunque no los merezcamos....pero debemos ser fuertes y saber quienes somos, quienes merecen la pena a nuestro alrededor y luchar por ellos...quizás a veces nos sintamos vagabundos perdidos en este mundo, pero en realidad todos tenemos nuestro sitio y nuestra gente en esta loca sociedad en la que vivimos...


viernes, 15 de junio de 2012

Construyendo pompas de jabón...


Me gusta mucho el símil que siempre se ha utilizado sobre nuestras ilusiones y una pompa de jabón.
Solemos tener muchas y normalmente son fáciles de construir, ya que aunque no queramos, las creamos en nuestra mente con la misma sencillez que un niño pompas, agita el cubilete de agua y jabón, mete la barrita con forma de círculo y sopla...así, nuestras ilusiones vuelan en mil direcciones y van levitando, de un lado a otro, tratando de evitar caer al suelo, que no es mas que la cruda realidad, donde mueren casi todas...

A veces serán ilusiones individuales, y tendremos que esforzarnos mucho en mimarlas para que no se caigan, para que sigan volando, para que no desaparezcan...seguramente nos apetezca compartirlas, y nos rodearemos de personas que las protejan como nosotros, que impidan que dejemos que caigan y desaparezcan, que nos alienten a seguir protegiéndolas y seguramente lo hagan ellas cuando no tengamos ganas y las demos por perdidas...

Otras veces serán ilusiones compartidas desde un primer momento con otras personas, lo que hará que empecemos con más ganas y tengan más opciones de salir adelante, aunque quizás no nos demos cuentas y elijamos mal con quien las compartimos, y se dedique a ser el típico que cuando salen todas juntas, intente romperlas lo antes posible por simple diversión, ya que el sea incapaz de producir las suyas y disfruta más si nadie tiene algo por lo que luchar para no afrontar que el no tiene nada que le impulse a levantarse cada día...
Y ese puede ser el gran problema con el que nos encontremos alguna vez, ¿Que ocurre cuando tras caerse tantas y tantas pompas al suelo, romperse y ver que se pierde con tanta facilidad algo que llevamos tanto tiempo cuidando, dejemos de tener ganas de crear ilusiones nuevas?¿Cómo podemos evitar caer en la tentación de pensar que es mejor vivir sin ilusionarse para así no desilusionarte de nuevo?

Es verdad que todos hemos tenido ese momento de rendirnos y preferir no volver a luchar, "para que ilusionarse si nunca sale nada", pero deberíamos darnos cuenta que lo que nos mueve cada día es una pequeña ilusión que queremos cumplir, que quizás el trabajo que tenemos no nos guste, pero nos permite soñar con que ahorrando un poco hagamos un viaje que nos apetezca, o podamos ir al cine, a cenar con nuestros amigos...a veces todo es mucho más sencillo, y levantarte por la mañana y ver que sale el sol sea suficiente para poder dar un paseo y animarnos tras un día largo y tedioso...

Simplemente, luchemos por nuestras ilusiones, elijamos bien que quien nos rodea y en quien nos apoyamos sean personas que nos ayuden a luchar por ellas y nos alienten cuando estemos cansados, quitemos a personas nocivas de nuestro alrededor por mucho que pueda dolernos, y recordemos que ilusionarse cada día y luchar por nuestras ilusiones merece la pena, es lo que nos hace estar vivos...

Cuando un día estemos cansados y digamos que es mejor vivir en la apatía, pensar sólo un minuto lo sencillo que es...simplemente coges un bote con agua y jabón, soplas y...a disfrutar.



jueves, 31 de mayo de 2012

Mejor acompañado...




Desde la ventana de mi oficina esta misma mañana veía que al otro lado de la calle, delante del Ministerio de Hacienda, había agolpadas miles de personas protestando por una misma causa.
Es increíble lo fuerte que puede sonar cualquier consigna cuando en vez de ser gritada por una sola persona, la secundan miles de gargantas que unidas por un mismo sentimiento y un mismo pensamiento lo verbalizan a la vez.
Últimamente estamos muy acostumbrados, lamentablemente, a ver este tipo de circunstancias, en las que miles de seres individuales empiezan a unirse para reclamar sus derechos o conseguir modificar situaciones en las que claramente se ven perjudicados como individuos, y lo que era una única persona se convierte en una gran unidad de miles de personas haciendo que su repercusión y su fuerza crezcan exponencialmente (también llamada "Masa").
Esta circunstancia me ha hecho reflexionar y darme cuenta de que es curiosa la sociedad en la que vivimos y que en cierta manera alimentamos todos, en la que cuando las cosas nos van bien la responsabilidad nos la atribuimos a nosotros mismos y cuando las cosas van mal, buscamos el apoyo del resto de individualidades para conseguir que nos hagan caso...A veces simplemente nos comparamos, y si van mal para todos...Mal de muchos, consuelo de tontos...pero cuando nos va bien y al resto no le va tan bien, no nos unimos a ellos para hacer fuerza...
Todo esto creo que viene impuesto por que desde que nacemos se nos inculca lo únicos que somos, lo mucho que nos tenemos que valorar, que nos tenemos que demostrar las cosas a nosotros mismos, que antes nosotros, nuestra familia y después si nos queda algo, para el resto...y quizás debería enfocarse de otra manera, en la que realmente nos diéramos cuenta de la de cosas positivas que podríamos obtener si actuáramos mas como "Masa" que como simplemente individuos.
Ojo, que no quiero extenderme en el post, pero me parece igual de importante la autoafirmación del propio individuo y potenciarnos individualmente como después conseguir extrapolar esa fuerza individual a la sociedad, en lo que creo que estamos fallando.
¿Cuántas veces hemos pasado por algún lugar en el que hemos visto una persona en huelga de hambre y no nos hemos preguntado por que está en esa situación y en qué le podríamos ayudar?¿Cuántas veces hemos visto una manifestación de pocas personas y lo único que nos ha preocupado es que nos entorpecía el tráfico y no por lo que estaban protestando?¿Cuántas veces hemos dicho que esté país se va a la mierda pero no hemos secundado ninguna marcha para tratar de arreglarlo?¿Cuándo en una manifestación una minoría ha actuado de manera violenta y hemos olvidado las miles de personas que protestaban por algo justo y que si que se han comportado civilizadamente?
En el fondo, con nuestra actitud egoísta, en la que solo nos acordamos de luchar en conjunto cuando las cosas nos van mal, hemos creado esta sociedad que nos están llevando a vivir situaciones a las que no estábamos acostumbrados.
Y no es algo que haya ocurrido de repente, sino que durante generaciones hemos ido conformándonos y pasando del resto mientras tuvieramos nuestras necesidades cubiertas, sin importarnos lo que ocurría a nuestro vecino, hasta que hemos visto que nos va a ocurrir también a nosotros y pretendemos reaccionar....quizás demasiado tarde ya...
Intentaré a partir de ahora cuando vea una persona en huelga de hambre preguntar por que lo hace, y si considero que es una buena causa o pide algo justo, quedarme con él aunque sean 5 minutos, por que se sentirá arropado ese tiempo, o trataré de quitarme mi ideología política por un momento a pesar de que en una manifestación algunos vándalos la líen y no olvidar que el motivo de esa marcha puede ser algo por el bien de todos...ya lo se, quizás parezca poco, pero si todos poco a poco intentamos no solo vernos como personas en nuestra vida, sino como personas cuyos actos aportan a la sociedad, podríamos hacer que las cosas fueran mejor...¿No crees?







miércoles, 16 de mayo de 2012

Juego de Roles



En nuestra infancia hemos pasado miles de horas jugando con nuestros amigos a convertirnos por arte de magia en nuestros referentes, marcando el gol que nos daba el título como Ronaldo, aniquilando todo bicho viviente con armas súper poderosas y destructoras emulando a Rambo, pedaleando a toda velocidad y subiendo cuestas haciendo el Tour de Francia al igual que el gran Induráin...
Con nuestra imaginación cambiábamos de personalidad y adquiríamos nuevas habilidades, jugábamos a ser quienes nos gustaría ser y se nos pasaban los días sin mayor preocupación, simplemente nos poníamos la "máscara" de nuestro ídolo y...a disfrutar.
Cuando nuestras madres nos llamaban para ir a casa volvíamos a nuestra rutina: Tomar la merienda, hacer los deberes, ver un poco de tele, una ducha y a dormir, que hay que ir al cole...pero no había mucho problema, esperábamos a que llegara el día siguiente, nuestra apreciada hora de recreo, para convertirnos en un abrir y cerrar de ojos en quien queríamos ser de nuevo, una fiesta de disfraces que se repetía a diario.

Esa costumbre de ir portando "máscaras" no se pierde con el tiempo, ya que cuando crecemos y nos vamos haciendo mayores tenemos que ir aprendiendo a adaptarnos a nuestro entorno social y debemos ir actuando de una manera diferente en función del sitio, de lo que haya que hacer y sobre todo de quienes nos acompañen en ese momento.
Lo malo es que las nuevas "máscaras" no son las de Rambo, Ronaldo o Induráin...son nuestro Yo en el trabajo, Yo con mis amigos, Yo con la familia, Yo con mi jefe, Yo como hijo...una larga y pesada carga de caretas con la que debemos lidiar y que debemos saber combinar de manera óptima para no dar la nota en la gran fiesta de disfraces que es la vida (El Carnaval).
A pesar de la cantidad de roles diarios que tenemos, al llegar a casa y mirarnos al espejo tenemos claro quienes y cómo somos en realidad...¿O quizás no?

Si llega el día que nos enfrentamos a nosotros mismos y no sabemos exactamente quienes somos, si hemos olvidado cómo somos en realidad, o no sabemos con exactitud si llevamos la máscara puesta aún...es cuando nos surge un problema: ¿Quién soy de verdad?

Podemos estar toda la vida cambiando de una máscara a otra evitando ver nuestra auténtica personalidad, bien por que no nos gusta afrontar que hay muchas cosas de nosotros mismos que no soportamos, o simplemente por que estamos cansados y preferimos vivir siempre de carnaval, que puede parecernos más divertido...o por miedo a que toda la gente de nuestro alrededor, que nos sonríe y nos quiere cuando llevamos la máscara puesta, vea que al quitarla hay una cara llena de miedos e inseguridades, mucho cansancio, y que no siempre tiene ganas de sonreír...
A veces, nos da tanto miedo llegar al final del día y ver lo que hay debajo, que ni nosotros queremos vernos y preferimos hacer que no pasa nada y seguir con una careta puesta...pero aunque queramos evitarlo...en algún momento acaba cayendo y aparece lo que somos y sentimos en cada momento...

Por eso es mejor dedicarnos tiempo a nosotros mismos, a conocernos, a querernos, a tener claro quienes somos, que queremos y quién está a nuestro lado, a saber cuando llevamos la máscara y cuando no, a decidir cuando quiero llevarla o dar un portazo y decir...no me la pienso poner más, guste o no, esto es lo que soy...mírame a la cara.

Al fin y al cabo, aunque suene utópico, me gustaría cuando voy por la calle que en vez de sentirme en un carnaval rodeado de gente a los que veo llevando máscaras, fuera un lugar donde únicamente todos fuéramos personas y pudiéramos mirarnos a los ojos y saber que piensa y que siente cada uno de nosotros...todo sería más fácil...¿No crees?








miércoles, 18 de abril de 2012

Cruce de caminos




Me encanta la sensación que se tiene cuando estás caminando por un sendero y todo lo que te rodea está tranquilo, vas observando todo lo que hay a tu alrededor con una media sonrisa en la cara y una enorme sensación de paz, mientras escuchas el viento moviendo las hojas de los árboles, tus propias pisadas, la respiración entrecortada que tienes cuando empiezas a estar cansado...
Sabes que al final de ese sendero todo merecerá la pena, podrás asomarte al borde de la montaña y ver el paisaje desde arriba, podrás quedarte allí de pie, observando desde las alturas donde empezaste a andar y hasta donde has llegado poco a poco con esfuerzo, las vueltas y los giros que has dado de más o de menos, y podrás disfrutar de esa brisa fresca que acaricia tu cara y refresca las gotas de sudor que han surgido tras los kilómetros recorridos.
Por fin puedes respirar hondo, beber un trago de agua fresca y decirte a ti mismo...Lo he conseguido.

Los días previos no tienes todo tan claro: Debes planear que sendero coger, donde debes girar, cuantas paradas hacer, que me llevo para la ruta...pero una vez que comienzas nunca sabes con una seguridad absoluta que todo vaya a salir tal y como lo habías planeado...si te entran dudas...tienes que olvidarlas...solo tienes que saber que quieres llegar allí.

A medida que vas caminando van surgiendo imprevistos que hacen que debas cambiar de sendero, circunstancias que te retrasan la marcha, quizás las fuerzas no te acompañen como pensabas en un principio y el sol apriete más fuerte de lo que decía el hombre del tiempo...hay que ser objetivos, no podemos controlar todos los factores externos que nos rodean...y no por ello hay que rendirse.

Tener planeado todo antes de empezar es importante para saber que podemos encontrarnos en el camino, pero mas importante es saber adaptarte y ser flexible ante los problemas que van surgiendo...quizás lleguemos a un cruce de caminos que no estaba en el mapa y tendremos que elegir...y hay que tener claro que podemos equivocarnos...

A veces he oído que las cosas, cuando suponen un esfuerzo, saben mejor una vez que las conseguimos...recuerdo haber pensado muchas veces que eso era una tontería pero...
¿Sabría igual el trago de agua fresco cuando llegamos arriba si no hubiéramos sudado un poco antes?¿Valoraríamos esa brisa fesquita como algo agradable sin toda la caminata anterior?Creo que no...

Yo ya he empezado una ruta, así que si quieres,  sube conmigo, ayúdame en el mío o  haz tu propio camino, cuenta con mi apoyo si lo necesitas en algún momento, te pediré consejo y te daré el mío si lo quieres, aunque llegados a un cruce cada uno debemos elegir que dirección tomar para llegar a nuestra meta...solo pongo una una condición: Quedamos en la cumbre, donde están mis metas y las tuyas, donde podamos encontrarnos de nuevo si en algún momento nos separamos, ya que lo que logramos con esfuerzo sabe mejor, pero es aún mejor compartir los logros con las personas que queremos y que nos han ayudado a llegar hasta allí, por lo que....¿Quieres también un trago y disfrutar las vistas conmigo?


















martes, 3 de abril de 2012

Decir lo que sentimos...



Creo que hay poca gente que tenga la capacidad de mantener en el tiempo la virtud que teníamos cuando éramos niños: El poder decir lo que pensamos y sentimos con total naturalidad y sin apenas remordimiento, con tanta suavidad y claridad que el receptor de ese pensamiento que había salido sin filtro de nuestro cerebro no podía reaccionar más que con una tímida sonrisa, creando un silencio incómodo entre el resto de los adultos presentes en la sala.
Sin embargo, ese niño podía salir a jugar con la pelota tranquilamente, sin tener constancia de su "error", y con la conciencia limpia de pensamientos que, una vez que somos mayores, nos quitan mucha energía y nos frustran mientras tratamos de acallarlos para evitar abrir la caja de pandora y soltar lo que realmente queremos soltar por nuestra boca en diferentes situaciones cotidianas.

Esa capacidad de decir lo que pensamos se va perdiendo con el paso del tiempo ya que nos enseñan a moderar nuestro lenguaje, nos inculcan unas normas sociales de las que es mejor no salir, nos exponemos a duras criticas por lo que decimos en cada momento y...al final, no se por qué, decidimos que siempre suele ser mejor callar que expresarnos con libertad...

Todos tenemos diariamente a nuestro alrededor pequeños momentos de tensión que nos generan malestar y no expresamos por no ser pesados, que pueden ir desde que el café está frío por las mañanas o que alguien se ha comido nuestras galletas favoritas, pasando por alguna de las tonterías que puedes escuchar en una tertulia de la televisión, o diferencias a la hora de llevar a cabo un proceso en tu lugar de trabajo con alguno de tus compañeros...pero tras pensarlo un rato, dices...mejor dejarlo pasar...¿Que voy a sacar de decir esto ahora?
Mientras lo dejas pasar, te tomas ese café frío y lo mojas con un bollo reseco, te dices a ti mismo lo idiota que es ese tertuliano y te metes en tu oficina pensando...ya queda menos para el fin de semana.

Aunque en ese momento no nos queremos dar cuenta o intentamos acallarlo, eso queda ahí, como un pequeño martillo pilón, que te machaca todo el día y que tontería a tontería, gota a gota, hace que nuestro vaso se vaya llenando y que algo empiece a chirriarte por dentro, generando que al final la gotita más pequeña haga que el vaso se desborde y probablemente sobre la persona que menos lo merece...¿No sería mejor ir vaciando el vaso poco a poco antes que llegue al final?

No digo que haya que quejarse de todo o ir diciendo todo sin filtro previo pero...creo que muchas veces esperamos siempre a estar desbordados para decir lo que pensamos y sale de repente mucho más de lo que creíamos...pudiendo incluso llegar a bloquearnos.

El problema no es que solo nos callemos lo que no nos gusta de algo, sino que viene cuando somos incapaces de decirle a las personas que tenemos al lado lo importantes que son para nosotros y lo mucho que las podemos necesitar cada día y a cada momento, es decir, cuando no sólo nos callamos lo que pensamos sino que también nos callamos lo que sentimos...

Solemos cometer el error de desahogarnos con nuestros seres queridos contando sólo lo mal que me ha ido el día y lo agotados que estamos de esta vida...pero luego se nos suele olvidar lo importante, que es decirles lo mucho que hemos pensado en ellos cuando vivíamos esos malos momentos y lo importantes que son para nosotros al estar ahí siempre escuchando nuestras quejas diarias sin reprocharnos nada, y sin esperar al final una palabra de agradecimiento.

Cuando nos duela algo digámoslo...y cuando estemos con alguien que nos importa, puede ser un amigo, un familiar, tu pareja...y simplemente nos mire y nos haga sentirnos bien...hagamos que sepa que nos hace sentir bien...

Tenemos que recuperar aquella virtud olvidada de cuando eramos niños, en la que podemos acercarnos a alguien y decirle "te quiero mucho" y no sonrojarnos por ello.
Si todos nos lo dijeramos más seguro que por las mañanas, cuando nos sirvan un café frío, nos molestará menos de lo que nos molesta ahora...






viernes, 23 de marzo de 2012

Al borde del abismo...


Nos levantamos todos los días en el mismo sitio, comemos mas o menos las mismas cosas, nos relacionamos principalmente con un grupo de personas  y hablamos practicamente de los mismos temas.
Cada día nos duchamos, desayunamos y nos ponemos en marcha para afrontar nuestra rutina diaria, sin sentir una presión especial por llevarla a cabo.

Sin saber muy bien como, de repente nos cuesta levantarnos de la cama, no tenemos ganas de comer la misma mierda de siempre y no te apetece ni relacionarte contigo mismo al mirarte al espejo esa mañana.
Todo lo que antes hacíamos sin poner demasiadas pegas se convierte en una losa pesada que tienes que arrastrar un día y otro día...
El tiempo pasa a otra velocidad, va despacio, y lentamente te atrapa, provoca que las alegrías ya no lo sean tanto, las tonterías se hagan mundos, empiezas a notar que no queda demasiado aire alrededor...necesitas respirar aire fresco, quieres salir de esa rutina que empieza a poder contigo y te genera dudas e inseguridades que creías olvidadas.
Tratas de huir, corres hacia adelante mientras sigues sintiendo que tienes los pies en el suelo y sin darte cuenta cuando miras abajo estás ahí, al borde del abismo, y estás tan cansado de correr...

Piensas en las posibles alternativas, que pueden ser volver atrás, o simplemente quedarte allí, esperando que te atrape la apatía, aunque siempre nos queda la última bala que es intentar saltar, y quizás, llegar al otro lado, pero...¿que ocurre si no cojo suficiente impulso?¿Y si no llego aunque haga todo lo necesario?¿Qué pasaría si me caigo? ¿Merece realmente la pena intentarlo?
 
Seguramente empezaremos a  pensar..."oye, no estoy tan mal...total, hay gente que esta peor...quizás estaría mejor en el otro lado, pero arriesgarme a perder lo que tengo ahora..." 
Te vienen a la mente miles de historias de personas a las que le ha ido mal, saltaron y se cayeron, y lo más lógico es llegar a la conclusión de que el tiempo lo cura todo y en el fondo no tienes motivos para estar así, al final hay gente en el mundo que esta peor que tú, todo pasa y sin comerlo ni beberlo, nos levantaremos y será un mal sueño, una mala racha que hay que pasar, pero...¿Por qué dejar que nos atrapen nuestros miedos?¿Por qué dejamos que nos hagan dudar?
Sabemos que la mejor opción es llegar al otro lado, queremos dejar nuestros miedos atrás, ya que si existe una opción de salir de esa rutina y cambiarla...¿Por que elegir la opción de conformarnos?

Lo peor que puede pasar es que no lleguemos a conseguirlo a la primera, que veamos que estamos en el mismo lugar desde donde hemos intentado saltar, pero ahora y aunque no nos demos cuenta inicialmente, contamos con una gran ventaja que nos tiene que levantar de inmediato:
Ahora ya sabemos qué nos ha faltado para llegar, sólo hay que mejorar ese posible error y volver a intentarlo, estoy seguro que antes o después si algo se intenta se puede conseguir, si nos proponemos llegar y estamos dispuestos a aprender de nuestros errores, cada vez estaremos más cerca y lograremos salir de aquello que nos agobia...todas las personas lo merecen, y todos podemos reunir el valor para conseguirlo.

Cuenta conmigo...

 3, 2, 1....

¿Saltas?

martes, 20 de marzo de 2012

Empecemos...


Llevaba tiempo pensando en empezar un blog, y la verdad es que creia que sería más sencillo de lo que me está resultando, ya que requiere cierta frescura para escribir, para tener ideas, para que no parezca que lo escribe un niño de 10 años pero...realmente creo que llevo mas o menos desde esa edad sin escribir en un folio de seguido cuyo contenido salga únicamente de lo que estoy pensando en ese momento, sin tener una guía que me diga sobre que escribir.
No cuenta eso de "Comentario de Texto sobre Isabel II" o "El Reinado de Alfonso XII", aquí es estar viendo esta pantalla en blanco y que tengas que estrujarte para que salgan frases con sentido.

Y claro, te sientas delante del ordenador y dices, hoy lo hago!!Total, si nunca empiezo siempre me pasará lo mismo...pero te encuentras con la primera parte complicada: Ponga un título a su Blog.

Como no quiero encasillarlo, porque los temas irán saliendo por si solos, me he dicho a mi mismo que lo haría sobre la primera cosa que me llame la atención y  venga a mi mente...y efectivamente...aparece esto....


No se por qué, ni en que momento ha estado ahí guardado para salir de repente a mi parte consciente, pero me ha aparecido el gran Cocodrilo Dundee, ese protagonista de peli de los ochenta que debo haber visto muchas veces en tardes de siesta cuando rondaba esos 10 años de los que antes hablaba...y se me ha puesto una sonrisilla en la cara al recordar a este intrépido aventurero y lo mucho que me reia en esas pelis que ahora seguramente veamos y digamos...¿De esto nos reiamos?
Tenía su VHS en casa y creo que también lo guardaba en Beta, pero puede haga casi 15 años que no había vuelto a pensar ni un segundo en esta peli ni en este personaje.

Sin duda, esto me hace darme cuenta que tenemos por nuestra cabeza un montón de recuerdos y sensaciones que ni siquiera recordamos pero siguen ahí, vagando y esperando el momento adecuado para volver a hacerse presentes cuando menos te lo esperas y que pueden sernos de gran ayuda...aunque en este caso sirva para comenzar un simple blog al que me estaba costando encontrar un nombre...

Por tanto, bienvenidos a COCODRILO DUNDEE, un lugar donde iré escribiendo de vez en cuando, donde no tengo muchas metas ni objetivos a conseguir, simplemente pasar el rato, entretenerme escribiendo y reflexionando en voz alta cosas que para mi son interesantes y despiertan mi curiosidad,  y en la que espero vuestras críticas, sugerencias...cualquier cosa que se os pase por la cabeza, ya que como me ha pasado ahora, nunca sabemos si nos puede servir en un futuro!

Y dejo una pregunta en el aire...¿Qué es lo primero que te viene a la cabeza si tienes que pensar un nombre para un Blog? Seguro que hay cosas curiosas...