Desde que nacemos, nos enseñan a hablar, caminar, qué debemos comer, niño eso es caca no lo cojas, no grites, no corras, no andes, levántate, siéntate, vístete bien, quítate eso, peinate, lávate los zapatos, cepíllate los dientes, habla bien, ayuda al prójimo, respeta a los mayores, tira la basura, ordena tu cuarto, dale las gracias a este señor, vete a dormir, despiértate, sal de ahí, así no sales...estudia, trabaja, descansa, deberías cortarte el pelo de otra manera, esos amigos no te convienen, no veas ese programa en la tele, estudia una carrera, come pescado, come verduras, echa menos sal, si me hicieras más caso te iría mejor...
Pero...¿Nos enseñan a vivir?
Tenemos muchas normas en nuestra cabeza, muchas reglas que nos han bombardeado desde que nacemos, en las que nos regimos y que tratamos de seguir, pero cuando el problema no tiene que ver con eso...no sabemos siempre como elegir la opción correcta...
En el fondo las cosas importantes las aprendemos solos, a base del simple ensayo-error, no tenemos ni idea de la mayoría de las cosas que hacemos y aunque pensamos en la repercursión que puede tener, nadie nos explica todo lo que puede llegar a ocurrir que no tenemos en cuenta desde el principio.
Me hace gracia cuando se critica algo a toro pasado, con todos los datos en la mano, ya que cuando hay que opinar es en el momento indicado, cuando sobran preguntas y faltan respuestas, y eso no viene en los libros ni hay ningún sabio consejo que responda a cada una de ellas.
Por tanto equivocarse es algo casi obligado, aunque siempre pretendamos acertar también debemos ser conscientes que vamos a equivocarnos cada día y en cada decisión, ya que saber todo te hace ser menos precavido, y no saber nada demasiado tonto...
Y tu, ¿Que has aprendido?
Y tu, ¿Que has aprendido?